¿Un té ruso camarada?
- 15 Mar, 2017
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El té es una bebida muy extendida en Rusia y su consumo es muy alto, desde que los mongoles lo llevaron al corazón de este país hace ya muchos siglos. Tradicionalmente el té ruso es un té fuerte, con mucho cuerpo y perfecto para tomar con leche o limón.
La forma de preparar el té allí era muy diferente a la nuestra. En primer lugar no empleaban teteras y en su lugar utilizaban el samovar, un enorme sistema que les permitía mantener el té y el agua caliente.
El primer paso era preparar un concentrado de té negro: sobre agua hirviendo echan una cantidad más que generosa de té y la dejan reposar al menos 10 minutos. ¡¡Imagina cómo debía de estar de fuerte!! Luego lo servían en las tazas de todos los comensales y sobre él se echaba agua caliente para rebajarlo (cada cuál a su gusto).
La etiqueta rusa en cuestiones de té no era menos severa que la inglesa. Siempre debía ser la mujer adulta la que servía el té, sólo en contadas ocasiones se dejaba que lo hiciera la hija mayor. A los hombres se les ofrecía en un vaso con agarradera y a las mujeres en taza con platillo.
La cantidad de té servida debía quedar exactamente a un centímetro del borde. Ese el espacio estimado para que el té quedara justo al borde de la taza una vez que se le echaba el azúcar y la leche. Era de buena educación que la taza estuviera completamente llena.
Todavía hoy en día hay dichos cotidianos que hacen referencia a esas tardes tomando té que son tan tradicionales en Rusia. Así se asegura que "la familia que no toma té junta tiene algún problema". Y es que el samovar permitía mantener el agua caliente mucho tiempo y alargar la charla mientras se rellenaba una vez tras otra la taza. ¡Qué maravillosa costumbre! En cambio también se dice "si quieres echar a alguien de casa dale té del día anterior".