Descubriendo el té Oolong junto al Pacífico

Tomando té en cuencos de 400 años de antigüedad, caminando por enormes plantaciones de té entre mujeres sonrientes... aquí en Taiwan todo es mágico para mi mirada occidental. Ellas miran tímidamente la cámara y yo no se como agradecerles tanta amabilidad, tanta suavidad, tanta paz...

Estamos acostumbrados a oír hablar de la ceremonia del té japonesa. Sin embargo, en nuestro viaje a Taiwan descubrimos la ceremonia taiwanesa. Una tetera de dimensiones reducidas, un té oolong de 1981, un té añejo, y unos boles con historia. Y es que los cuencos que aparecen en la imagen tienen más de 100 años (el blanco) y 400 años (el azul). Como es un té añejo (de más de 20 años), el agua debe estar muy caliente, casi a 100 grados, y se deja reposar unos 20 ó 30 segundos. Al igual que el día anterior, el proceso se repite unas 8 u 7 veces. En definitiva un privilegio también por el entorno, ya que estamos a escasos metros del océano Pacífico. 

Tras la ceremonia nos dirigimos al sur de la isla, haciaTaitung, donde conoceremos la fábrica y las plantaciones donde se produce el Dark Pearl Oolong. Se trata de un particular té con aspecto de té negro pero sabor a semifermentado, que es fruto de años de investigación en esta fábrica.

Y por fin las plantaciones, donde vemos a las mujeres recolectando el té a última hora del día. Son algo menos de una veintena, algunas de ellas de avanzada edad, que recogen las hojas de un modo que revela la experiencia de muchos años. Algunas sonríen, otras se ocultan, pero de cualquier forma nos ofrecen algo que, si para ellas es su cotidianidad, para nosotros es un regalo tras muchos años dedicándonos a este mundo. Un regalo en extinción, ya que como muchos otros oficios, poco a poco se queda sin gente joven que quiera continuarlos. Nos explican que, aunque los sueldos son buenos, los jóvenes prefieren buscar un futuro en la ciudad. Y mientras, en el campo van quedando abuelas, abuelas que siguen sonriendo a las cámaras...